Consejos para controlar el stress de la boda


Antes de la boda la novia ya está estresada, lógicamente para cuando se celebre, su cuerpo y su mente se habrán acostumbrado a ese sentimiento de nerviosismo que ha padecido los meses previos al gran día. Y aún así seguirá sintiéndose apremiada por todas las cosas que conforman el día más importante de su vida. Hay tantas cosas de que ocuparse, que pueden enloquecer a la más controlada novia, pero lejos de querer lucir entristecida de nervios o a punto de estallar de furia, lo más importante es controlar el stress de la boda, de modo que no se arruine por ese sentimiento de que “todo va a salir mal”.

Hay que ver la boda como un evento que se organiza, y todos los eventos para marchar bien y salir hasta donde sea posible, porque los errores humanos y los inesperados le ocurren a todo mundo, necesitan que muchas personas intervengan, quizá algunas no se lo piensen así, pero igual que se triunfa en los negocios, delegando, en la boda, delegar se convierte en el arma más eficaz para luchar contra el stress y lograr la boda que un día soñaste.

Haz una lista de aquellos con quienes comprobadamente, por tu experiencia pasada con ellos, puedes confiar. No te dejes llevar por simpatías o porque por tratarse de la boda, “esta vez si cumplirán”. Como en los negocios, insisto, te confías en los que son de probada responsabilidad. Y entonces, delegas, asignas tareas y asumes que los que han aceptado a ayudarte, lo hacen porque lo desean y quieren contribuir a armar una boda perfecta, así que debes aprovechar su colaboración y dar a cada uno tareas para que todos juntos puedan armar un evento inolvidable.

Parece algo frívolo pensar en la organización de la boda como un evento cualquiera, no lo es, pero si realmente quieres ahorrarte problemas, lograr que todo se haga, y que tu boda sea tan bonita como la deseas, debes empezar por pensar que tu sola y unos dos más no pueden lograrla, más que con la ayuda de otros tantos que unidos pueden ayudarte y con ello te evitarán el stress de la boda, del pensamiento de que algo has olvidado, que algo fallará o que sencillamente estás exhausta el día del enlace, como para disfrutar.