Las bebidas de la boda

A la hora de hablar de las bebidas del banquete de boda debemos señalar dos detalles fundamentales. Primero, que aunque cada cual tiene unas preferencias, determinadas bebidas deberán estar siempre presentes en vuestra boda. Y, segundo, el presupuesto con el que cuentes determinará hasta dónde podrás llegar: marcas de las bebidas y cantidad.

Además, deberéis en cuenta todos aquellos detalles que harán que vuestros invitados se sientan cómodos. Por ejemplo, reservar una botella especial del cava preferido de vuestros padres (no es dinero y ellos agradecerá mucho la deferencia), o disponer de bebidas reservadas para los invitados a los que no les gusta el alcohol, o que no puedan tomarlo.

En general, la regla de oro respecto a las bebidas en una boda es que, independientemente de la marca y la calidad de los licores y los vinos, no deben faltar en ningún momento. Es totalmente inapropiado que los invitados puedan notar que sistemáticamente les falta bebida o que se les niegue una petición por el hecho de que dicha bebida "no entre" en el menú.

Al inicio, durante el aperitivo se acostumbra a servir cava o algún vino blanco, fresco y joven, que acompañará a los canapés y pequeñas raciones antes de la comida. Se trata de refrescos ligeros que se toman de pie mientras los invitados se saludan y conversan. En el caso de los niños es importante contar con que tomarán zumos y refrescos de cola.

En los últimos años muchas personas se han acostumbrado a pedir combinados alcohólicos antes de la comida, y aunque no es lo mejor desde el punto de vista digestivo o de etiqueta deberéis prevenir esta eventualidad y tener a punto algunos licores.

Durante el banquete, a la hora de planificar las bebidas es importante tener en cuenta si se trata de bebidas para una cena o se servirán a la hora de comer. En bodas diurnas los invitados acostumbran a no beber tanto, y probablemente os gastéis un 40% menos respecto a una boda con convite nocturno. Además, durante el mediodía y las primeras horas de la tarde se acostumbran a pedir más vinos y menos destilados.

Si el banquete va a tener platos de pescado y carne lo más habitual es acompañar los platos de pescado con vino blanco (si vuestro presupuesto es bajo optad por un vino joven y servidlo algo más frío de lo habitual acompañado de un cava suave) y los de carne con un vino tinto (un cavernet sauvignon es un vino muy apropiado para el gusto mayoritario de los invitados). Los clásicos son los vinos de La Rioja o El Penedès, pero podéis innovar con algún buen vino de Toro o de Costers del Segre. En vinos está prohibido elegir la opción más barata; gastad algo más y evitaréis arruinar un buen menú con un vino mediocre.

El momento más estelar del banquete acostumbra a ser, durante los postres, los brindis de los invitados a los novios. Aunque podéis utilizar champagne, lo más habitual es utilizar cava (inlcuso sidra en algunos lugares). Es imprescindible que contéis con este brindis y, por supuesto, que todos los invitados tengan la copa llena en el momento de brindar. Después vendrán los cafés, los licores y los puros, inseparables de la mayoría de bodas.

Después del banquete, durante la fiesta se sirven bebidas más fuertes, habiendo una barra con licores como whisky, vodka, tequila, combinados y cócteles, etc. Lo más adecuado para este momento es contratar una barra libre. El número de marcas disponibles, así como la hora hasta la que se servirán las bebidas determinará el precio a pagar.

Aunque todas estas consideraciones ya son tenidas en cuenta por parte de los restaurantes y empresas de catering, no estará de más que preguntéis específicamente por ellos para evitar sorpresas inesperadas.